Hace unos dias hablaba con un compañero de ciertos conceptos de nuestras funciones laborales.
Unas cosas llevaron a otras y terminamos debatiendo sobre eficiencia o productividad.
Poniendo un ejemplo sobre la mesa.
Una reparación de un PC el que tiene tropencientosmil virus/spyware y algunos archivos de sistema dañados a causa de ese ejercito viral.
Y para la reparación, tenemos dos caminos.
Opción A) Salvar los datos que tuviese ese cliente, formatear, reinstalar, configurar Windows, volverle a pasar los datos y arreglado.
Opción B) Tomar conciencia, remangarse, desplegar las herramientas, los conocimientos y minuciosamente ir limpiando los virus y reparando los daños.
Con la opción A se asegura que los virus desaparecen, se eliminan los posibles fallos del sistema y el tiempo empleado no es mucho, quizá unas cuatro horas en haber completado el proceso. Esto nos genera una reparación rápida, eficiente y económica, con lo que el cliente quedará más que satisfecho aún no quedando el sistema tal y como lo tenía, con su configuración y programas.
Por contra, con la opción B los virus desaparecen, puede resultar que los fallos del sistema no lleguen a corregirse y se emplea demasiado tiempo en ejecutar las distintas herramientas de limpieza. Esto nos genera una reparación lenta, complicada y costosa, con lo que el cliente no quedará satisfecho por el desembolso económico, aún teniendo sus datos, configuracíon y programas tal y como los tenía.
Si alguien me pregunta, yo pienso que la mejor opción es la A, para evitarse complicaciones, pero claro, la sensación que te deja el haber estado durante horas metiéndole mano al sistema, eliminando virus, corrigiendo fallos y dejando todo como estaba, no tiene precio, es la victoria del hombre sobre la máquina, una satisfacción personal que es capaz de tenerte con una boba sonrisa durante toda la semana.
Entonces ¿cuál es la opción acertada?